Inauguran monumento a la ausencia en la plaza de Tlatelolco, a 50 años de la masacre estudiantil.
Son 400 pares de huellas marcadas en cemento que buscan recordar y no olvidar, a los muertos, desaparecidos y víctimas del dos de octubre del 68.
"Les molestaba que el movimiento estudiantil fuera vida, alegría, libertad, democracia, revolución social", apuntó Severiano Sánchez, sobreviviente del 68.
Un día antes de la noche de Tlatelolco, sin corte de listón y sin aplausos, fue inaugurado el Monumento a la Ausencia.
"Es un monumento dedicado a las graves ausencias de entonces pero también de nuestro presente", resaltó Ricardo Raphael, Director del Centro Cultural Universitario de Tlatelolco.
"50 años más tarde estamos aquí para recordar que un día como hoy comenzaría la noche más triste, aquella en las que las fuerzas del estado se volvieron contra sus propios ciudadanos", destacó Jaime Rochín del Rincón, titular de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas.
Sentada en medio de activistas, víctimas y funcionarios, la artista israelí Yael Bartana expresó, en boca del curador Julio García, que sean las presencias y no las ausencias las que marquen nuestro futuro.
"Dos consignas marcarán está producción, pueblo no nos abandones, y ni perdón ni olvidó", remarcó Julio García Murillo, curador de la obra.
El colofón de esta inauguración en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco fue la frase que quedó plasmada en el tiempo y la memoria: "dos de octubre no se olvida".
Con Uno, Gustavo Castillo.