Frutas con dulce cristalizado, una tradición mexicana que ha seducido el paladar de varias generaciones

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En la zona centro del país, la colocación de dulces regionales se ha convertido en una tradición. Piñas, camotes, limones, calabaceta, calabaza en tacaha y muchas otras forman parte de las ofrendas en muchos hogares.

En Toluca, estado de México, al menos tres generaciones de la familia Sánchez Solís se han dedicado a la preparación de estos dulces también llamados cristalizados.

Jorge Sánchez es uno de los artesanos, quien explicó: "Es más que nada por herencia, herencia de mi abuelo, herencia de mi papá, herencia de mis tíos".

Los ingredientes principales son frutas, azúcar y mucha paciencia, ya que la cocción es a fuego lento para conseguir el mejor resultado.

No se puede prescindir de un buen cazo de cobre.

"En algún tiempo -dijo Sánchez- yo ya les puse su nombre, por ejemplo el que está hasta el fondo yo ya le puse el 'monster' porque está muy parchado; sin embargo, todavía está en acción, había otro que era el jefe que a mi papá le gustaba mucho utilizar ese cazo para todo".

Además de las diferentes frutas, el ingenio ha llevado a este artesano del dulce a innovar con algunos productos, que en un principio parecieran extraños pero al final el sabor sorprende a quienes lo prueban".

"Me di a la tarea de ir renovando, que saqué, saqué en un momento nopales, saqué apio, que en un momento pensaban qué es eso, pues es apio en dulce y lo probaban les gustaba", señaló Jorge Sánchez.

Además de nutritivo, este postre demuestra que recordar a nuestros difuntos puede dejar un dulce sabor de boca.

Con Uno, José Coahuila.